Justicia boliviana en transición
Apartir
de enero de 2012, la justicia boliviana enfrenta nuevos desafíos para recuperar
la confianza ciudadana y credibilidad institucional, conforme a las reglas fijadas
por la Constitución Política del Estado y las leyes del Órgano Judicial y del
Tribunal Constitucional Plurinacional.
Bolivia
ha experimentado varias reformas judiciales, desde su fundación, especialmente
en los años 1976, 1994 y 2001. Los códigos “Banzer” y sus procedimientos
reemplazaron a los similares del siglo XIX; la reforma constitucional de 1994- 1995
cambió la imagen de la justicia boliviana, con la creación del Tribunal
Constitucional, el Consejo de la Judicatura, la Defensoría del Pueblo y el
Ministerio Público.
El
control de constitucionalidad de leyes y la tutela judicial efectiva de los
derechos y garantías constitucionales, fue la nota saliente del Tribunal Constitucional
de Bolivia. Un estudio realizado por el Tribunal Constitucional estableció que
el Estado es el mayor vulnerador de los derechos humanos, especialmente, la
Policía, los tribunales y las instituciones militares. El 68% de la vulneración
de derechos humanos fue atribuido a los jueces, revelando que no eran los
garantes naturales de los ciudadanos (as).
Los
jueces bolivianos aprendieron a respetar los derechos humanos y las garantías
ciudadanas merced al aporte del Tribunal Constitucional. Sin embargo, los
esfuerzos del sistema político y judicial no fueron suficientes para superar
los problema estructurales de la administración de justicia, tales como:
retardación de la justicia, la corrupción, la carga y mora procesal, la
injerencia política en el sistema judicial, la excesiva burocratización de
trámites y la concentración de la infraestructura en los centros urbanos, entre
otros.
Al
presente, comienza otra etapa de la reforma judicial, signada por el
escepticismo y la esperanza de los ciudadanos(as), cuyos intereses
contrapuestos resuelven los tribunales de justicia, a través de la respectiva
sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada. La Constitución vigente, las
leyes del Órgano Judicial y del Tribunal Constitucional Plurinacional, así como
la Ley de transición de los órganos judiciales fijan las condiciones básicas para
el proceso de implementación, restando solamente los códigos de procedimientos
en algunas materias.
La
posesión de los magistrados elegidos por voto ciudadano, constituye, por
ejemplo un antecedente inédito en el mundo, cuya evaluación objetiva y real demanda
necesariamente reformas sustantivas en el orden electoral y procedimientos. El
sistema político tiene el deber de rodearle de las garantías necesarias para
que el proceso de selección de jueces sea confiable y transparente.
La
independencia del Órgano Judicial, legítima aspiración de la sociedad
boliviana, no viene como un regalo de Dios o de los legisladores, sino del
permanente esfuerzo y personalidad de los operadores de justicia. La elección
de magistrados por sufragio universal no debe implicar sometimiento al poder político
de turno, porque su mandato proviene de la voluntad ciudadana.
La
composición plural de los órganos judiciales representa una oportunidad
histórica para mejorar la administración de justicia y sobre todo, para la
tutela judicial efectiva de los derechos y garantías. Los cuatro órganos
judiciales ya tienen sus presidentes, elegidos en forma democrática e interna,
restando solamente la conformación de las respectivas salas.
Simón Iturri Patiño, el barón del estaño
Hilda
Goyochea Mérida - Comunicadora Social
Empresario
minero boliviano, uno de los grandes barones del estaño y probablemente la
figura más destacada en el ámbito de las grandes compañías mineras que
dominaron la economía boliviana durante buena parte del siglo XX.
De
origen humilde, Simón Patiño comenzó su actividad laboral en 1883 como empleado
de una casa comercial en Cochabamba. Años más tarde, en 1894, se trasladó a
Oruro para incorporarse a la empresa Germán Ficke y Cía., que se hallaba en
aquel monumento en plena expansión. Su interés por la actividad minera despertó
en aquellos años y, en 1895, estableció una sociedad con los responsables de la
mina La Salvadora.
Este
yacimiento, situado en el departamento de Potosí, en el cerro Llallagua, se convirtió
en el año 1900 en una de las reservas de estaño más importantes del mundo al
descubrirse en su interior una gran veta. Con su habitual visión empresarial,
pudo ver que la hora de la fortuna le había llegado: se estableció en Oruro,
fundó el banco Mercantil, y durante la primera década del siglo su fortuna
creció y hasta límites inimaginables.
Adquirió
otras minas de los alrededores, como Cataví-Siglo XX, Uncía y Huanuni, con lo
que consolidó el complejo minero más importante del país.
En
la década de 1920 la expansión de su poderío económico era imparable: consolidó
su fortuna y emprendió la modernización de sus minas, cuyo número e importancia
no dejaban de aumentar. En 1924 compró a sus socios chilenos el total de las
acciones de la compañía Minera Llallagua, lo que le convirtió en el único
propietario del centro minero. De inmediato procedió a funcionar en Estados
Unidos sus propiedades de Uncía y Llallagua, y creó Patiño Mines and
Enterprises Consolidated Incorporated (PMECI). Hacia 1925 fijó su residencia,
alternativa, en París y Nueva York, y sus intereses económicos se
transnacionalizaron, fijando la sede legal de su empresa en Estados Unidos.
Fue
uno de los socios fundadores de El Diario de La Paz. Proporcionó en 1930 al
Gobierno boliviano un empréstito de 326.000 dólares para financiar los gastos
del conflicto Bolivia – Paraguay. Adquirió propiedades, empresas y yacimientos
mineros en América del Norte, Europa, Asia, África y Oceanía.
En
1912 se instala en Europa con su familia. En 1924 durante una visita a Bolivia,
sufre un grave ataque al corazón tras el cual le resultará imposible regresar a
Bolivia debido a la gran altitud del país. Sin embargo, apoyó a Bolivia durante
la guerra del Chaco y fue un industrial que creó miles de empleos para sus
compatriotas. En 1931, erigió la fundación que lleva su nombre con el fin de
formar técnicos bolivianos.
En
1939 se marcha de Europa y se estableció en Nueva York. Hacia el final de su
vida se afinca en Argentina, para estar más cerca de su país. Muere en Buenos
Aires el 20 de abril de 1947.
GESTIÓN NUEVA A ENCARAR
Orlando
Caballero M.
Ya tenemos nuevo alcalde, nuevos magistrados, seguramente
se renovará también el Comité Cívico. En cuanto a las entidades deportivas,
sucederá lo mismo. En fin todo debería renovarse cada año, con la finalidad de empezar
el año con nuevos bríos, con mejores ideas, nuevos desafíos, siempre buscando
el bienestar de todos los estantes que habitamos esta nuestra ciudad de
Quillacollo.
Por otra parte, los que continuarán con sus cargos
en actual ejercicio de sus funciones, también deben renovarse espiritualmente,
“recargar las baterías”, siempre pensando en hacer un mejor trabajo en la nueva
gestión, corrigiendo las fallas que pudimos cometer, con nuevas ideas a base de
la experiencia acumulada durante la anterior gestión, siempre pensando en
realizar un mejor trabajo y en lo posible hacer un mejor servicio en el entorno
en el que nos desenvolvemos.
Este año nos recibió con abundante agua. “Dicen
que la lluvias, son bendiciones de Dios”. Pero, cuando no tomamos las
previsiones en serio, también sufrimos las consecuencias: Quizá no cambiamos el
techo de nuestras casas oportunamente, no tapamos las goteras por las
anteriores lluvias, no limpiamos el desagüe de nuestros patios cuando debimos
hacerlo, la hierba del jardin se creció, nos olvidamos podar las plantas, etc.
Seguramente este año también nos depara sorpresas,
ojalá estas sean llevaderas de fácil solución, esperamos no tener fenómenos
naturales que nos afecten mucho. Como siempre el futuro es incierto; pero
sabremos afrontarlo uniéndonos, con mucho optimismo, con amor, paciencia y
mucha tolerancia.
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