28 de diciembre de 2011

DÍA DEL MINERO


La condición de mujer no es una traba para ejercer el sindicalismo
LenyChoque

INESCRUPULOSAS
Estefanía Lazarte, orureñade nacimiento, trabajócomo administrativa en unaescuela en Oruro, luego fuetrasladada a las minas. Sucarácter inquieto la llevó ainclinarse por el sindicalismo.Formó parte del comitéde amas de casa de laempresa minera y FEDEMBOL.

Estefanía Lazarte\\\ “La vida en la mina era más sana y afecto
más sincero”.


“Había respirado por últimavez el perfume de mineraly una ch’illka frente a mi casita,parecía decirme adiós,abandoné lugares tan bonitos ytan queridos”, recordó EstefaníaLazarte con lágrimas en losojos, cuando por última vez,vio el hogar que la acogió durantesus años en los socavonesde la empresa minera Caracol.

Estefanía Lazarte, fue unade las pocas mujeres preparadasque optó por el sindicalismoy por ende, la defensa desu sector.“Me casé y al día siguientede mi llegada a lasminas de la empresa Caracolme incliné al seno del sindicalismo,fue entonces cuandoempecé a prepararme para lalucha, cual quisiese arrancarde la boca del cañón, el secretode los grandes”, graficócómo inició su trayectoriacomo ejecutiva del comité deamas de casa de la empresadonde trabajaba.

Lazarte no sólo formóparte del comité de amas decasa de la empresa Caracol encargos importantes, tambiénfue miembro de la FederaciónDemocrática de Bolivia (FEDEMBOL).En su camino como sindicalista,Estefanía Lazarte tuvola suerte de conocer a mujeresy hombres que delinearon suideología, entre ellos la líderDomitila Chungara, Juan LechínOquendo, Marcelo QuirogaSanta Cruz, entre otrospersonajes.

Estefanía recuerda connostalgia aquellos días, perodesea que las mujeres heredenese espíritu inquieto de lucha,no por la victoria de ellas sobrelos hombre, sino para crearuna vida mejor.

“En mi vejez veo la victoriade las mujeres, si en mistiempos era difícil que unamujer se dedicase a la política,hoy en día, existe más libertad,por ello, las mujeres deben prepararseintelectualmente y perderlos miedos para luchar porreivindicaciones justas.




21 de diciembre de 1942
Hurón de las Bocaminas

Los acontecimientos ocurridos el 21 de diciembre de1942 en los Campos de María Barzola en la Empresa MineraCATAVI, marcaron mejores condiciones de vida y trabajo,tras la defensa de legítimas reivindicaciones socioeconómicas, donde cobardemente con la metralla fratricida,segó la vida de mineros que únicamente marchaban enarbolandola enseña Patria.

El Ejército masacrador de ese entonces no supo utilizardebidamente la metralla en la defensa de nuestra Patria,pero sí la usó para matar y masacrar al pueblo trabajadorindefenso, el ejército defendiendo los intereses de la oligarquíaminera de los Patiño, Hoschild y Aramayo.

Los trabajadores mineros templados en medio de luchaspermanentes han escrito con sangre la historia del proletariadoboliviano, constituyéndose en su vanguardia organizadaque le ha señalado el destino.La lucha siguió, en 1944 se fundó la federación de trabajadoresmineros de Huanuni. Es allí donde nace el fuerosindical y es cuando el líder, Juan Lechín Oquendo, asumela dirección para continuar con la defensa del trabajo delminero, para que no exista hambre miseria y desocupaciónen el pueblo.




La vida de un minero: Pablo Montaño Fuentes
“El trabajo de minero no es grato pero era digno”
“El trabajo en las minas es rentable, al mes reuníamos en el sistemacooperativista, entre 15 a 20 quintales de mineral. Primerotrabajé como peón y luego como contratista”

SU OFICIO
Pablo Montaño nacióen Llallagua, tiene 58 años.Su padre también trabajócomo minero en la empresaComibol, falleciendo a los43 años de edad, luego detrabajar 30 años en lasminas.

Familia Montaño Córdoba \\\ parados: Antonieta Có rdoba y Pablo Montaño. sentados: Yasmin
Salazar Montaño (nieta) y Edson Montaño (hijo).

“Antes de entrar a la minadebíamos pedirle al ‘tío’ quenos cuide de las desgracias,sobre todo de los gases venenososque salían de los socavonesdonde se dinamitaba”,cuenta Pablo Montaño, recordandosus días como minero.Fue en una ocasión que,Pablo junto a sus compañerosvivió uno de los momentosmás difíciles de su vida dentrolas minas; sin percatarse delestallido de uno de los socavones,fueron alcanzados porgases venenosos que los dejaroninconscientes por horas.

La suerte los acompañó –ocomo diría él, el ‘tío’ los protegióde morir– y lograronsalir a rastras hasta la boca dela mina.Las consecuencias dañinassurgieron sus efectos –afortunadamentereversibles– en lasalud de Pablo; por dos añostrató de recuperarse. “Estabaorejado, ya no podía trabajar,me sentía mal, así que tuvimosque dejar la mina”, recordabaPablo cuando tuvo que migrara Oruro.

Una vez instalados en laciudad de Quillacollo, la recuperaciónde Pablo fue evidente,aunque sin embargo unaccidente que le provocó ungolpe en la cabeza, lo dejó conalgunas lagunas en sus recuerdos.“Resbalé y caí de cabezahace dos años; los médicos porla gravedad de mi accidente,en lugar de drenar la sangre demi cabeza, procedieron a suturar,provocándome coágulos.Padecí por un tiempo amnesia,pero me recuperé muy bien”,cuenta Pablo, después de unproceso largo de recuperaciónjunto a su familia.Habiendo vencido los obstáculosque la vida le deparó,Pablo aprendió de su suegro eloficio de carpintero, trabajoque ahora sostiene a su familia.

Pablo amalgamó su nuevooficio siempre teniendo encuenta sus recuerdos en el socavóncomo minero. Su casase asemeja, desde la entrada, alas estructuras de madera quesostienen el techo y las paredesde las minas y casi al llegaral final de ésta, una grutahecha de piedra con la máscaradel ‘tío’ y mineros saliendode ella, conforman laréplica exacta de un yacimientominero.


ESPOSA: “LOS MOMENTOSMÁS PRÓSPEROS Y FELI-CES FUERON EN LAS MINAS”
Con lágrimas en los ojos,Antonieta Soledad CórdobaTorrico, recordó que los añosmás felices de su vida los vivióen Llallagua.

“Aunque tenía que levantarmea las cinco de lamadrugada para prepararlesu merienda a mi esposo, lavida era mejor en las minas,cuando vinimos a vivir aquíno fue lo mismo, tuvimosque pasar momentos difíciles”,recordó.

Pablo Montaño Fuentes
trabajó seis años en la
mina Cerro Azul en Llallagua.
Desde 1969 y durante
los seis años posteriores,
cuando apenas tenía 17
años, aprendió el trabajo
de la mina, donde pasaba
15 horas de su vida buscando
mineral valioso.

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